viernes, 11 de diciembre de 2015

El ilusionista

He vuelto a romper el espejo, no es que haya sido mi intención... 
He dejado los trozos tirados y salí a fumar
De pronto entre el humo divaga mi mente y se enciende una triste historia:

Te dí la mano y me engañaste dulcemente, me dijiste que todo estaría bien que podía confiar en ti, que dejaría de ser un lobo estepario para conocer el mundo como es.

Bajé la guardía, dejé mis estrategias deje de alimentarme con la frialdad, porque como buen mago me hiciste creer en una ilusión.

A veces pensaba que todo era perfecto, que si existía el amor, que era mentira lo que decían de ti, que eras un furtivo cazador con síntomas vampiricos. 

Pero conforme pasaba el tiempo la ilusión se iba desquebrajando... Solamente eran reclamos, molestias, miradas toscas, gritos...

Que porque hacia eso? Porque le hablaba a el? Porque no digo eso? Porque ando asi? Porque eres así? Porque no dices asi? Porque no haces asi? Porque?... 
Nada mas cuestionable que mi propia existencia

Mi propia existencia que se iba menguando conforme modificaba mi cuerpo para tu satisfacción, satírica tranquilidad, nunca estaba conforme.

Lo peor de todo es que era un ilusionista porque engañaba a todos, hacía creerle a todos que el era diferente... El ilusionismo en su máxima expresión. 
Les hacía creer a todos que era amable, buen amigo, leal y servicial y todo era mentira...

El era una mentira... Tanto así que ni el mismo se lo creía

Una mirada tosca, un reclamo, un jalón, un golpe, una caida, un grito, un llanto... 

Todo iba de mal en peor... El ilusionista perdía fuerza, solo estando con el me mantenía cautiva de su mentira, y aunque no lo crea cuando estaba sola y recordaba todo absolutamente TODO me desencantaba.

Una vez que lo empecé a descubrir el siempre lo negaba todo, una y otra vez sin parar... Luego pedía perdón y yo volvía a caer

Dicen que la paciencia es eterna cuando amas... Pero el había agotado todo de mi y decidí dejarlo solo, decidí romper con su hechizo ... 

Y a duras penas escucho su voz en el viento que llega con suspicaz letargo... Que hice? Que te he hecho? Ya no me amas? Yo no tengo la culpa, la tenemos ambos...

Acepto en mi morada sombría la culpa eterna por haber creído en un ilusionista, por cambiar hasta mis entrañas por el, por haber girado mi alma a favor de el... Y al dejarlo he pegado un alto precio.

Perdí mi corazón, perdí la razón, perdí la capacidad del sueño y soñar también, perdí mi espada y mi grial, perdí el horizonte y el mas allá, perdí una promesa y un poco más... Perdí lo poco que me quedaba y quizá un poco más.

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