sábado, 16 de enero de 2016

Dejavú XXI

Colgué el teléfono, intenté contener mis lágrimas y respiré profundamente. En ese momento ya ni siquiera me preocupaba lo que me pasaba a mi, me preocupaba Leo, que estaba haciendo, donde estaba, si estaba bien, si pensaba en mi, si realmente me cuidaba como el decía...

Decidí ponerme la pijama, lavarme los dientes, la cara e irme a dormir. Apagué la luz y me acosté... me tapé y miré hacia el cielo por mi ventana, no podía dormir, era Leo el que invadía mi cabeza por completo, se me había olvidado de tenerle miedo a la cama. Miré mi teléfono, no había mensajes ni llamadas perdidas, en whatsapp el aparecía como conectado pero no me hablaba... que está pasando?

Cerré el whatsapp bastante decepcionada y se me corrieron las lágrimas, a veces me bastaba con solo pensar en el para tranquilizarme, pero algo me había invadido y no podía explicarlo. Lloré hasta quedarme dormida.

Ale, Ale, vamos despierta!... Al, vamos preciosa despierta...
Cuando entre abrí los ojos, atine a taparme hasta la nariz, era Leo el que estaba sentado en mi cama bañado de la luz de la calle, el me estaba despertando.

Es un sueño cierto?
No, quieres que te pellizque?
Que?
Era una broma Al, jamás te haría daño. Ahora si no es mucha molestia podrías salir de la colcha y abrazarme?
No lo pensé dos veces, solté la colcha y lo abracé con todas mis fuerzas, por fin.. había menguado toda tormenta en mi.

Me besó la frente, levanto mi cara de su pecho y me dijo:
Deja de llorar preciosa, necesito que estés bien para yo poder estarlo
Pero era inevitable, no podía creer que me estaba abrazando, que estaba bien y que su perfume me endulzaba cada célula del cuerpo.

Leo me gustaba pero siempre se lo negaba a todo el mundo, mas a mi misma porque en el fondo yo estaba muy segura que el no sentía nada por mi mas que cariño y ganar de protegerme como a sus hermanas, jamás se iba a fijar en mi.

Al estas asfixiándome, no quiero morir en tus manos.
Cuando me dijo eso me dio mucha vergüenza y lo fui soltando lentamente, pude ver con detenimiento sus ojos, un profundo poso lleno de secretos que yo estaba dispuesta por leer; luego me detuve en sus labios que me llamaban insistentemente para robarme su aliento, lentamente fueron descubriéndose sus dientes y su sonrisa perfecta y ahí perdí.

Al, por que me miras así?, me sacudió un poco y recobre la compostura. Me había dado cuenta que necesitaba encontrarme lejos de el para darme cuenta cuanto me gustaba.

Yo... tienes una bolita ahí y estiré mi mano para sacársela (claro que no había nada pero quería disimular por completo mi estupidez), sacudí mi mano y le dije: Ya está.

Gracias Al, que atenta eres.
Para eso estamos Leo, somos amigos
Así es preciosa, siempre hemos sido amigos, siempre lo entendí
me alegro.

Y me volvió a abrazar.

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