lunes, 7 de noviembre de 2011

cenizas en la guerra

Tu cólera estaba acaparando mi historia, mis venas, mi sudor, mis recuerdos, solo mi inpaciencia bailaba a tu alrededor. El dolor me rasgo la blusa y un grito mio saco un hilo de sangre de tus labios, mi rabia te había quitado el aliento y tu desesperación me arañaba la piel.

Te seguía mirando impaciente, controladora, desafiante y pudimos haber parado y no quisiste, resististe un poco más, más hondo, más sangre, más rabia, más odio sobre ti.

El aire se había cargado y empezé a arder, no tardaste mucho y me seguisté, empezaba a destilar odio puro, gotas negras resbalaban de mis puños, y los pies me dolían, esperé incansablemente a que te rindieras y no lo hiciste, aguantaste, no se cuanto estuvimos así, esperé, como una serpiente espera a su presa, esperé a que mi veneno empieze a matarte, como un escorpión ya había dado la punzada hace tiempo y aún te resistias, nunca vacilé, te quitaba la vida por cada suspiro suelto.

Pudimos hacerlo distinto, pero no me dejaste más remedio, te advertí, te pedí, te volví a rogar que no jugarás así y seguías jugando con mis sentimientos, jugabas con mis sueños y me dabas noches eternas que terminaron siendo pesadilla, mientras más recordaba esas cicatrices putrefactas, lo que quedaba de mi corazón bombeaba odio, repudio y ya sabes, ya te lo dije.

Esperé que retrocedieras y no lo hiciste, nunca te bajé, la mirada, no me dejé manipular, y no te cansaste, una última mirada furtiva esperando que te canses y el cielo gris sobre nuestras cabezas se desquebrajó, caían cenizas, y ninguno de los dos se movió, y de pronto, el cielo se cayó y nos cubrió con un polvo gris.

No lograba ver nada, acapare con vagas esperanzas tu muerte, buscaba tu cuerpo y no lo encontraba, quería escucharte gritar, queria beslumbar puro dolor emanando de tu cuerpo, quería pisar y destruir una a una tus desiluciones, quería que te perdieras para siempre en tierras lejanas y no volverte a recordar.

Cuando el polvo se disipó logré verte con una rodilla en el suelo, y el fuego a tu alrededor era azul, y con tu mirada me dijiste que querías seguir jugando, quería desmoronar tu fuerza y presionar tu angustia.

Con la razón a medio perder y mi realidad cubierta de ceniza, la sensualidad del odio y de la venganza me volvió a conquistar, recubrió mi corazón y volví a deslizar un poco de veneno por tu frente, espera corazón, pronto todo se terminará te dije.

Te arrastré por los abismos en los que camine, te hice comer todos los momentos de silencios con dolor, te arranqué el alma y la razón. y tu voz lamentandose levemente distinta se perdió. Cuando ya no sentí tu respiración la nostalgía acaparó lo bueno que quedaba dentro de mi, el viento me hablo de nuevo, y la victora se impuso irresistible, la algarabía se apodero de mi y fuí feliz.

El músico de mi alma se quedó con el corazón roto, muriendo en silencio con una vida perdida y una lucha inmoral.

Era mentira, no soy tan mala, solo en mis sueños lo deseo con tantas ganas....

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