sábado, 5 de noviembre de 2011

Inmortal

Después de haber llenado mi corazón con ilusiones, con sueños encarcelados, con el aliento de todas las mañanas al despertar me sentía mucho mejor, sentía por largos momentos que tu voz había congelado todo dolor y había dejado a mi alrededor palabras que aún no había conocido pero calentaban indistintamente.

El tiempo y el sin sabor de la amargura empezaba a des quebrajar mis alegrías y las lágrimas que rodaban a diario sobre mi rostro dejaban cicatrices, llore en silencio durante mucho tiempo mientras tu estabas parado a mi lado.

Había pasado de brincar sobre las estrellas a bagar en el lamento del infierno y por cada paso que daba tenía que dejar todo atrás, escuchaba tus gritos y finalmente descubría tus miedos, tus deseos y era inevitable, me había entercado fuertemente, había caminado mucho y hoy me encontraba sola.

No desistí de caminar, mientras tus gritos y tus lágrimas me perseguían, divisé una sombra a lo lejos, casi me había olvidado de como era, ya lo conocía.

El destructor enmascarado camino hacia mi pareció complacido y por mucho tiempo que paso aún guardaba mis lágrimas y restos de dolor en una mano, mientras caminaba destilaba sangre, mientras suspira suelta sueños putrefactos y el mientras se me acerca, me rodea y me habla de amor.

Hace mucho tiempo que no veía la lluvia caer y las confundí con tus lágrimas, casi no las sentía y el con un veneno contra la memoria y promesas perdidas me calmó.

El me había convencido de ser su discípulo y mientras me mostraba un camino, ya había caído en su incertidumbre y consumía el veneno de sus manos y fui caminando con el mientras derrame penurias, dolor y el amargo sentido del olvido que obtuve.

Mientras más caminaba me sangraban los pies ya tus palabras cándidas habían muerto, cayeron desechas en el camino y empecé a caminar con mentiras y parecía acostumbrarme y así solo fue capaz de dejarte ir, quería detener el tiempo, quería regresar, todo era igual un camino vacío y solo un acompañante muerto, caía en la oscuridad mas profunda y aun no lograba entender cuanto podía sobrevivir

Me enseñó a alimentarme del dolor, a beber las lágrimas para calmar mi sed, a pintar los mejores lienzos con sangre, a abrir heridas y danzar sobre ellas hasta el amanecer, me enseño a manejar las memorias y alimentarme de los suspiros de la gente, me enseño a gozar de la agonía y a vigorizarme la rabia.

Ya no sabía como eran los días soleados, como cantaban los pajaros temprano, hoy solo había un hueco inmenso en mi pecho, hoy me alimenté de los rastros que quedaron...

Hoy dejé atrás el último cadáver de tu adiós...

No hay comentarios: