domingo, 7 de octubre de 2012

La carta de un muerto

Estoy cansada de estar aquì, este espacio tan reducido e irreal, todo es mucho más frío ...
Necesito descanzar, esta demencia constante está pegada al rededor, viene por mi y se retuerce en mi oscuridad; estoy lejos, muy lejos de mi y de mis adentros.

Lejos y en silencio, lejos y distante, siento como se hace el polvo bajo mis pies, siento el viento danzar con el olor putrefacto del cuerpo en silencio; no siento màs, ni el destello del día, ni la noche que asesina, el tiempo ha huido de mis ojos y de mi alma, mi cerebro se olvidò de los días; no siento nada, no duermo, todo está tan seco que las lágrimas se han ido, no hay dolor, no hay ira, no hay sangre alrededor, ya no hay nadie.

Desierto fúnebre abrazame tan fuerte como sea posible, tomame lentamente y dejame ser lo que eres, dejame ser parte de lo que eres... Quizà sea lo último que abrace en este viaje, quizá recuerde lo que era antes, quizá solo recuerde a partir de ahora, vivo en silencio, entre el tiempo muerto haciendo peso sobre mi, sin un adiós de descanzo eterno, no puedo moverme entre mi infierno interno.

Cada anhelo es un suspiro hecho polvo, son piernas hechas polvo, son pasos perdidos, son latidos  en ecos perdidos, en extrañas historias perdidas, en aborrecimientos amargos, en heridas infectadas, en curiosas almas moribundas paradas alrededor esperando un show, esperando que ese corazón se rompa como concreto viejo... Ya no puedo regresar  a caminar por donde tu caminas, ya no puedo tener el miedo que tu tienes; lejos camino descalza de la mano con la soledad, lejos bajo tierra, entre el infierno y el desierto lejos de la hipocresía; estoy muerta no me ves?

No me oyes, no estoy, no me verás, sabes que en algún momento existí y màs adelante seré un recuerdo bizarro...
Busca mi epitafio, en las montañas, donde se que nada me alcanzará  jamás.....

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