Eran casi las 3 de la mañana, no te habías conectado en todo el día, hablábamos cada vez menos.
De pronto escuche en silbido familiar y mi corazón volvió a respirar, pensé, debo estar soñando; nuevamente el silbido corto el silencio y me paré de la cama para ver de donde provenía.
Eras tú, parado entumecido mirando hacia arriba, se dibujo un sonrisa en tu rostro y me hiciste señas para que baje.
Me puse a pensar, ¿Porque a esta hora?, ¿Habrá pasado algo? Me puse los zapatos y decidí salir.
Me miraste algo extrañado y me dijiste: Hola, no puedo dormir; te dije, yo tampoco.
Dicen que cuando uno no puede dormir es porque hay otra persona al otro lado que está pensando en ti, ¿Crees eso? me dijo.
Sentí que me quemaba la cara a pesar del frío, intente taparme con las mangas de la chompa y balbuceé... eso es lo que dicen...
De pronto te quedaste en silencio y cuando giré a mirarte, tú mirabas al cielo y dijiste: Bueno, no podía dormir porque pensaba en ti...
En ese momento solo sentía como si me hubiesen abierto el pecho y se me olvidó respirar...
De pronto te acercaste más, me diste un beso en la frente y me dijiste, sé que no podré dormir pero al menos dije lo que tenía que decir, ve a casa... hablaremos después...
Te vi caminar con las manos en los bolsillos y arrastrando los pies, quise correr y abrazarte, decirte que probablemente no podías dormir porque la otra persona que te pensaba era yo, pero en ese momento no me dieron los pies; dejé que te fueras volví a la cama y no te dejé dormir, te tenía atravesado aquí en el pecho, en ese espacio que al escucharte se había abierto.
No me has vuelto a hablar, sigo pasando mis días sin poder dormir
Aún no encuentro la valentía para decirte que soy yo, que esa noche la que interrumpía tus sueños era yo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario