domingo, 11 de julio de 2010

Una pareja perdída

Eran casi las 2:34 am. y no lograba conciliar el sueño, a pesar de los esfuerzos sobrenaturales, too era en vano, mi cama ya estaba completamente destendida y sin imaginación alguna, mi cerebro empezó a captar imagenes borrosas, como si se recreara una película, en una vida remotamente pasada.

De pronto aparecí sentada en el patio, por la luz tenue que descendía eran pasadas las 5 de la tardetal vez, me sentía mareada, como si hubiese recorrido grandes distancias y mi respiración se hubiese hecho pedazos sin sentido alguno; me levanté y fue hacia la sala, todo se detuvo en aquel instante, el espacio me resultaba familiar, estaba en mi propia casa, las cosas eran distintas: los muebles, las cortinas, los cuadros todo era distinto, la imagen no tenia sonido alguno y la inquietud arraso conmigo al cabo de un par de minutos, mientras intentaba entender todo aquello, de pronto la puerta de la sala se abrió y entró una mujer alta, delgada, algo demacrada y no era por el tiempo, traía lágrimas en los ojos y tras ella venia un hombre, algo asustado y malhumorado, el cerro la puerta tras el.

Entraron a la cocina, discutían, parecía que vivían un breve infierno, aquellos amantes que se perdían entre las sombras, los vertiginosos gritos y las lágrimas de ella, que zurcaban un río sin deriva a sus labios morados; el extasiado por la muchacha, tropezaba con cada palabra. No entendía nada, las palabras que cruzaban era ajenas a mi vida, a mi entorno, ni el mismo tiempo, fugaz asesino.

Ella subió las escaleras apresuradamente, el se quedo delirando por aquel rostro envuelto entre tanta condena. El fue tras ella y yo tras el; al subir la vista ella estaba parada a lado de la puerta del baño con un arma en la mano, el silencio me rompió el cuerpo. El la miro asustado con la mirada vacía como si supiera de tal fatal destierro; ella lloraba, el cuerpo se le desmoronaba y cantaba un poema fúnebre como de despedida, el comenso a llorar, intentaba tranquilizarla como si estuviera cubierto de perpetua paz, pero era demasiado tarde, ella había tomado la decisión, el termino de subir las escaleras y se posiciono delante de ella, le suplicaba de manera única, debe redimirse, no puede mas. Ella había perdido el fuego de cada día, lo miro, le seco las lágrimas, le dijo algo del recuerdo que ahora eran letras rotas, se apunto en la cien y finalmente soltó el disparo, el grito y el mundo se quebró con el ultimo suspiro que ella dio, la vida de aquella muchacha se había ido, yo no sabia que hacer frente a tal macabro cuadro. no quería acercarme. el silencio, pericia y el frío me tenían presa.

El la lloraba inconsoladamente y ella estaba fría. Sin pensarlo dos veces tomo el arma y se disparó, cayó al lado de ella y el silencio eterno estremeció una vez mas. el ayer era un fantasma que hoy venia de caza. Iba a acercarme y de pronto ya estaba en mi cama, me levante asustada y salí al recibidor, no había nada. como si el tiempo y decisiones ajenas no hubiesen estado; pase al baño a lavarme la cara y dejar todo atrás. Me quede mirando el lavabo un rato con los ojos cerrados y de pronto escuche a un hombre gritando y el golpe de la bala que rompía el silencio, derribando un cuerpo, se repetía la película, me quede helada, sin una palabra, el aire se torno helado, y tirite de frío, salí asustada del baño y aquel monumento lleno de vacío, sangre y desesperanza ya no estaba.

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