miércoles, 18 de agosto de 2010

Bailarina con rosas muertas

Mientras ella caminaba apurada con un ramo de príncipes negros en las manos, pensaba en las casas negras, en los años que pasaban, lo que finalmente terminaría, como sus miedos que dejaba con cada huella que daba, huellas desmoronadas como ella las quería en esa noche tan hostil.

No, era una lucha constante cada paso, una opaca batalla que lidiaban sus pies, solo pensaba y al parecer quería gritar, sentía las ganas de llorar como si quemara por dentro, largamente, intensamente. Ella se abría acostumbrado? parecía que danzaba con aquel dolor, como si la protegiera de algo peor, y claro esta no había nada macabro peor que ella, su dolor y sus príncipes negros.

La noche reverendamente terca y la lluvia que no paraba, le cortaba la respiración de a pocos y tenía que enlazar su respiro con el sonido del viento, para poder sobrevivir de aquel remolino que solo lo tiene ella en su justo corazón; las gotas de lluvia pretendían romper muros y veredas por doquier, se clavaban en sus cabellos y solo empeoraban el desvivido cuadro.

Se detuvo frente a una puerta, oscura, apesadumbrada ella, giro la perilla y abrió la puerta, un aire la hizo estremecerse interminable veces, levanto la cabeza y una luz tenue relucía escaleras arriba una puerta; cerro la puerta tras ella y dispuso a subir, mientras subía los escalones de dicha escalera, el polvo se levantaba como si avecinara procesiones innecesarias, y los maderos quemados por el tiempo, sonaban como gritos que terminan con el alba, su respiración me iba a volver completamente loca, estaba agitada y con ella el frío de su cuerpo se apoderaba de los temblores que emanaba cada vez mas fuerte.

Llego frente a dicha puerta y las almas que sobresalían de sus ideas giraban alrededor, con el corazón desbocado no sabía si por miedo o alegría volvió a girar la perilla y entro... El cuarto era grande, con una cama en una esquina y un escritorio a su costado, mas allá había una lámpara prendida y una biga que relucía tras la luz, en la pared había la sombra de alguien, parecía ascendiendo del techo, con el cuerpo relajado, sintió que fueron horas interminables mientras intentaba entender aquel espectro, decidió buscar de donde se reflejaba aquella sombra y se dio con una terrible sorpresa, vio el cuerpo semi desnudo de el, mesiendose de la cuerda, asustada y perdida entre los relámpagos de su cabeza y cuerpo soltó los príncipes negros que, inmediatamente fueron a dar al suelo; sintió que se había caído el suelo y que en la garganta se le habría una profunda herida, no podía hablar, quería llorar y sentía como se retorcía en ella misma. Lo tocó, el estaba completamente helado como el viento afuera, lo miró, y lo vio dormido como tantas fueron las veces que deseo verlo, busco su mirada y lo único que encontró fueron lágrimas secas y una ilusión quebrada. Se paró delante de el con un sentimiento antiguo profundo y luego canto.

Tu cuerpo pétreo,

se presenta como fiel lienzo

tranquilidad en este cuarto

y las trizas del alma?

Dime que no me dejas ahora,

que de lo oscuro saldrás

como esta melodía que solo puede terminar

necesito tu calor encerrado en mi

dime me escuchas o no me ves?

has dejado caer la llave de tu jardín desierto

y es que en donde volveré a tomar mi solo incierto?

Despierta, despierta, borra los pedazos

de este sueño que termino en un ocaso

Te arrebataron tus ilusiones

o te derribaron tus grandes tentaciones

Yo ruego, dar un paso más

y que despiertes de ese profundo sueño ya

tus labios están fríos

yo, yo no los recuerdo así

Una luz se opaca

otra luz se mantiene encendida

que desde hoy durante años golpea.

No ha sido la muerte que irrumpió hoy

ha sido el solo dolor de tu corazón

a ello venía a entregarte la sensación

y que por ti mismo descubras la sanación

No siento tu calor, tus besos

¿Quien entonces? Dime quién

¡ TIEMPO DEVUELVEMELO YA!

No puedo, he sido desprendida del deseo de sus ojos

Recuerdo claramente que ella danzaba alrededor de el mientras lloraba dejó los príncipes negros debajo de él, por si tenía memoria, esencia de una sangre marchita...

Tomo una foto, como monumento de su muerte, de una muerte que se opaca y tiene de negros los principes que con tanto anhelo la bailarina dejó...

No hay comentarios: