sábado, 7 de agosto de 2010

Lo que dura

No hay fin en una historia sin querer tenerlo, llegan las noches heladas y con ellas el terminar de los meses consumados por historias, sueños, momentos agonizantes en mi ventana, los sueños desbocados y pintados con líneas de sangre donde solo por aquellas noches se notaban ojeras centellaste de un color morado, exclamando dolor. Quiero dormir, pero el errante no se despide, me tiene presa en una ternura recién esculpida y en un miedo ardiendo a mi alrededor, se que el silencio no los levantara, ni me buscaran, me alejo cada vez mas de mi cama y me pierdo en la abominación de mis pensamientos.

Los pájaros han dejado de cantar y mis memorias de los días felices se han desvanecido, la sangre que se derrama, heridas que no sanan porque se vive en un infierno, las estrellas que contienen mi delirio, mi tiempo atrapado y mi deseo intranquilo. Quizá cuando vuelva a abrir los ojos me encuentre huyendo de los minutos que mueren a mi alrededor y se desvanecen, volveré sin nada, cuando la decepción de mi misma se haya consumido en estas hojas,Mis letras y lágrimas muertas me atormentan, queman como el sol de la mañana, como tu risa incandescente, me atormentan, no logro descifrar que hacer con ellas, están donde sea que vaya, son las sombras de las veces que te pienso. Y todas las veces que te pienso echada en una pila de poemas que son mi primer suelo santo. Como tu beso y la duración de aquel momento que parece eterno.

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