martes, 22 de junio de 2010

La bufanda

Una historia antigua ya, cuentan que en aquella ciudad vivieron dos amantes cuya vida era separada por cosas que ni ellos mismos entendían.

Ambos parecían vivir en la perfección, pero me cuentan que el partía todas las noches, nadie sabe a donde ni con que propósito, solo sabían que aquella doncella se perdía entre el adiós de su amado y el espacio dejado por el...

Todas las noches ella iba a dejarlo, se sentía tan mal cuando llegaba al puerto, se le congelaba el alma cuando soltaba su mano, nadie podía revelar su alma, pero tanto se notaba. Se despedía, el se iba y ella caía en una profunda desolación, ella solo iba tras el...

La filosofía de ella se perdía, la música en el mundo no existía, se sentaba todos los atardeceres a esperarlo, con un ritmo invisible, con una mirada perdida. Un día le contaron al muchacho lo mucho que le preocupaba el comportamiento de la muchacha cuando el partía, su respiro se volvió tormenta, mil tempestades colmaron su cabeza.

El usaba una bufanda gris que casi nunca se la quitaba, soltaba dulces aromas que embelesaban a la muchacha, un día mientras se despedían, el muchacho le dio la bufanda como símbolo de dolores lamentables, de recuerdos como testimonio, disculpándose por los espectros dejados, por la tristeza de dolores que dejaba atrás.

Ella simplemente no podía aceptarla, sabía que sin el amor en la brisa que la acompañaba moriría, la acepto y el volvió a desaparecer.
Desde entonces todas las noches esa muchacha duerme con la bufanda cerca a su corazón, sueña con su ángel con sus visiones inquietas, con un dulce olor.

No hay comentarios: