lunes, 12 de septiembre de 2011

Deja vú Cap. IX

Cap. IX

Entré, fuí directo a la cocina a prepararme un té mietras pensaba en lo que habia dicho Leo, me sentia mejor, con menos carga pero por otro lado me daba miedo pensar en que todo se saliese de control; fui con mi taza al sofá, termine de leer el libro pues me faltaban 4 hojas, guarde el libro y regrese a la cocina, lave mi taza y fuí a mi cuarto a ponerme la pijama, peinarme y lavarme, cuando finalize mi rutina, me pare en frente de la cama y la observé un rato, me daba escalofríos y ya empezaba a entrar en pánico, mi cerebro no ayudaba prque ya empezaba a imaginarme cosas que ni venian al caso.

Me dispuse a rezar y lo hice dos veces, le pedía a la Virgen Maria a Jesús y a todos los santos que me cuidaran y me dieran fuerzas, les rogaba a mis angeles de la guarda que espanten toda idea, sueños o malos espiritus, terminé de rezar y me reí, porque sentía una niña a la cual fuesen a castigar porque hizo algo malo y bueno termine alucinando, Dios debe estarse riendo yy moviendo la cabeza diciendo: Cuando te acuerdas rezas y cuando tienes miedo rezas dos veces, cuando te amargas a mi me hechas la culpa y reniegas de mi, mis queridos hijos bipolares.

Seguí riendome, imaginé a un hombre barbudo sentado en una silla diciendo eso y fue divertido y positivo hacerlo por que ayudo a distraerme; me senté en la cama un poco mas tranquila, luego la destendí y apague la luz, me acoste y me quede pensando en lo que tenia que hacer mañana, tenia sueño pero estaba nerviosa y procuraba mantenerme despierta con cualquier pensamiento, al cabo de un rato el sueño me venció.

Abrí los ojos de nuevo una, dos, tres veces... me encontraba en un cuarto oscuro, luego de la desesperacion llega la fervil resignacion, asi que solo atine a estar atenta a lo que iba a venir, escuchaba el relinchar de los caballos, olía la tierra humeda y mucha gente hablando, esta vez estaba con un vestido blanco, uno que habia querido comprar hace tiempo, escuchaba murmullos

Tiene la marca, yo se la he visto, decia un hombre
Ella es, estoy seguro y nadie de los suyos debe saber que la tenemos cautiva, dijo otro
Va a morir con su secreto, nadie puede saber de esto, dijo una mujer

Depronto estaba amarrada, pies y manos, me puse nerviosa y una a una fueron apareciendo sombras, hombres y mujeres de todo negro, encapuchados, tenían una espada invertida en la ropa y me fueron rodeando. Empezé a dar vueltas a mi alrededor, intentaba reconocer a alguien, ver más allá de sus capuchas pero era en vano.

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