domingo, 25 de septiembre de 2011

Deja vú Cap. XIX

Cap. XIX

Querido Leo
¿Donde estás?, ¿Porqué te fuiste sin decirme nada?, ¿Pasó algo en tu familia?. Fui a visitar a mi mamá y las luces de la casa de tus padres estaban apagadas. No te entiendo Leo, quiero hablarte para que me expliques que está pasando con mis sueños y se que lo sabes, intente aplicar tus consejos sumisos pero fue casi imposible, no puedo sola con esto. No huyas por favor, lo único que te voy a pedir es que me digas toda la verdad, no puedo dormir y me siento mal, eres mi mejor amigo y confío mucho en ti, no me dejes sola con esta incertidumbre, pues siento que voy a morir.

Me haces falta Leo, no te olvides de mi.

Te quiero. Al.

Me quedé mirando la pantalla de la laptop por un buen tiempo, se me llenaron los ojos de lágrimas, pero esa noche decidí no llorar; avancé los trabajos pendientes de la universidad pero no podía dejar de pensar en Leo, en que estaba pasando, no tenía a nadie, nunca me había sentido tan sola, no quería empezar a aislarme de todo para no salir lastimada, así que suspiré y continué...

Después de un rato, empuje la silla hacia atrás un poco y di un estirón, cerré la laptop, fui por mi bolso, saqué mi cajetilla de cigarros y mi encendedor, tomé mis llaves, una manta y subí a duras penas a la azotea. Miré la azotea de al lado con una sonrisa torcida, Leo siempre estaba allí cuando subía, conversáramos, reíamos, escuchábamos música, pero está vez estaba sola allí.

Me senté en la banca que había allí, puse mis pies en un muro y encendí un cigarro, mientras se consumía, puse mi cabeza hacia atrás y vi el cielo bañado de estrellas, lienzo virgen, luceros brillantes, busqué mi estrella favorita, la encontré y sonreí, en ese momento me sentí mucho mejor, me embargo una sensación de alegría por estar viva y tener ese momento especial, único para deleitarse por horas, era espectacular pensar o almenos pensaba yo que el alma de los seres humanos son estrellas, conforme se alimentaban de cosas positivas y hacían el bien, la estrella resplandecía, hasta llegar a ser un lucero.

Cuando las personas morían el cuerpo se quedaba en la tierra, pero el alma subía al cielo, aquellas personas no querían estar lejos de sus seres queridos, así que se quedaban en el cielo, siendo parte de una hermosa obra de arte para nosotros. Las personas que pasaron a mejor vida dirán: Aquí estoy, aún velo por ustedes, porque no me he olvidado de ti y siempre estaré contigo hasta que nos encontremos una vez mas

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